AÑORANZAS (por Beatriz Palacio)

Nadie imaginaba que algo así pudiera ocurrir.  Sin  embargo, cuando se marchó, los años desaparecieron del calendario. Los días se quedaron sin mañanas y las estaciones sin otoños. Ningún pañuelo abrigaba ya las  gargantas y los niños se esfumaron, así como por arte de magia. Las monedas dejaron de acuñarse y el arcoíris se quedó sin su color añil. Se terminaron los baños en el mar, y en las chimeneas ya no hubo leña para quemar. Ninguna voz susurraba ya un “te extraño” y los besos andaban faltos de cariño. Las lágrimas ya no se perdían entre las pestañas y los sueños dieron paso a las pesadillas.
Nadie imaginaba que algo así pudiera ocurrir. Y sin embargo, desde entonces, cuánto se te echa de menos querida Ñ.

Fdo.: Pinoclio